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Proteínas 1: Niveles estructurares de las proteínas

Cada proteína tiene una estructura tridimensional característica necesaria para su correcto funcionamiento. La primera determinación de estructura se realizó en la mioglobina.

1. Niveles estructurares de las proteínas

La disposición espacial en la cual las proteínas pueden desempeñar función se denomina conformación nativa. La pérdida de esta función se denomina desnaturalización, pero no tiene por qué suceder un desplegamiento completo.
La estructura primaria es la secuencia de aminoácidos en un orden concreto, en forma de cadena lineal. Si las cadenas adquieren una disposición espacial determinada (helicoidal, plegamiento β…) tendremos una estructura secundaria. Estas estructuras se caracterizan por un valor concreto de sus ángulos Φ  y Ψ. Si se pliegan aún más, tendremos una estructura terciaria, en la que las interacciones se pueden dar entre residuos alejados de la secuencia primaria. Las interacciones que mantienen la estructura secundaria y terciaria no son covalentes (puentes de hidrógeno, electrostáticas, hidrofóbicas), pero, en algunos casos, la estructura terciaria puede estar estabilizada por enlaces covalentes, denominados puentes disulfuro.
También existe la posibilidad de que varias cadenas proteicas se unan dando lugar a complejos tridimensionales que componen la estructura cuaternaria. La unidad de repetición se denomina protómero. Dependiendo de cuantas subunidades formen la proteína hablaremos de dímeros (2), trímero (3)…

Las proteínas suelen estar clasificadas en dos grandes grupos: globulares y fibrosas. Las proteínas globulares son solubles en medios acuosos y tienen forma de esfera. En cuanto a las fibrosas, son insolubles en agua y suelen presentar una única estructura secundaria en forma de largas hebras.



1.1 El interior de las proteínas es hidrofóbico

Los residuos hidrofóbicos de las proteínas se empaquetan densamente formando un núcleo central apolar. Es favorable desde el punto de vista energético, ya que disminuye el número de moléculas de agua que interaccionan con la superficie de la molécula (solvatación).
El esqueleto peptídico tiene naturaleza polar, pero mantiene la estructura en medio acuoso, gracias a puentes de hidrógeno entre los átomos polares y el núcleo hidrofóbico.

1.2 Estructuras secundarias frecuentes en las proteínas

1.2.1 La α hélice se estabiliza por enlaces de puente de hidrógeno intracatenarios de residuos próximos en la secuencia
La estructura secundaria fue propuesta por Linus Pauling y Robert Corey. Se trata de una estructura helicoidal, dextrógira y con 3,6 residuos por vuelta. La hélice se mantiene estable por puentes de hidrógeno intracatenarios, que se forman entre un grupo carbonilo y un –NH. De este modo, no hay interacción con el agua, a excepción de los extremos de la molécula, que están libres. El resto de posibles interacciones están creando puentes de hidrógeno intracatenarios.
Las cadenas laterales se disponen orientadas hacia el exterior para evitar interferencias con el esqueleto polipeptídico. Los aminoácidos que se encuentra con mayor frecuencia son Ala, Glu, Leu y Met.
Las cadenas laterales también pueden estabilizar o desestabilizar la estructura. Si entre ellas se forman interacciones no covalentes, éstas ejercerán un efecto estabilizador, pero si se dan fuerzas de repulsión, el efecto será el contrario.
La α hélice es una estructura habitual en las proteínas globulares y fibrosas. Las proteínas globulares tienen un extremo polar que interacciona con el agua y un extremo apolar que interacciona con el núcleo hidrofóbico. Un ejemplo es la ferritina, en la cual el 75% de las estructuras son α hélice.
En cuanto a proteínas fibrosas con α hélice tenemos la queratina, componente principal del pelo, plumas, uñas… Algunos tipos de queratinas constituyen filamentos intermedios del citoesqueleto. Defectos en esta queratina pueden producir epidermiólisis ampollar simple e hiperqueratinosis epidermiolítica.
1.2.2 Las láminas β son estructuras plegadas
Cadenas que se disponen paralelamente unas a otras de forma que se pueden establecer puentes de hidrógeno entre los grupos –C=O y –NH. Hay dos tipos dependiendo de la orientación de sus grupos amino y carboxilo terminales. Si disponen estos grupos con la misma orientación se denominan láminas β paralelas, pero si se disponen alternados son láminas β antiparalelas.

Lámina Paralela

Lámina paralela
Lámina antiparalela

Lámina antiparalela
1.2.3 Los giros β son estructuras frecuentes
Están compuestos por cuatro residuos que se disponen de tal modo que permiten un cambio de dirección de 180º de la cadena polipeptídica  Se estabiliza por un puente de hidrógeno entre el grupo –C=O del primer aminoácido y el grupo amino del cuarto. Son necesarios para que se forme una lámina β antiparalela.  

Además de su función como estructuras de conexión, los giros participan en la formación de sitios de unión de ligandos (ej. lugares de reconocimiento de anticuerpos) y centros activos de las enzimas.
1.2.4 Las estructuras secundarias se agrupan formando motivos que forman estructuras globulares o dominios
Existen elementos denominados motivos o estructuras supersecundarias, que son combinaciones de varios elementos con estructura secundaria definida con una disposición geométrica característica. Algunos tienen funciones como la unión a ADN o al calcio, y otros, simplemente, forman parte de otras unidades estructurales.
El motivo específico para la unión de calcio se encuentra en varias proteínas y se compone de dos zonas con estructura α hélice, unidas por una zona de giro que tiene residuos de Asp y Glu. Las proteínas que pueden fijar el calcio, como la parvalbúmina, la troponina C y la calmodulina, pueden participar en actividades reguladas por la presencia de este catión, como la contracción y relajación muscular.

En algunas proteínas se encuentran estructuras globulares formadas por varios motivos; se denominan dominios. Estas estructuras se pueden plegar formando una estructura terciaria estable y funcional. Las proteínas de membrana, que son receptoras de señales, suelen tener un dominio extracelular donde se une el ligando que desencadena la señal, un dominio transmembrana para la fijación de la proteína y un domino intracelular, que suele ser un lugar de interacción con otras proteínas del citoplasma.


1.3 Estructura terciaria y desnaturalización

El plegamiento de las proteínas supone una ventaja energética y, además, aproxima las cadenas laterales para crear estructuras tridimensionales adecuadas para la interacción con otras moléculas. Esto ocurre, por ejemplo, en las enzimas que presentan un centro activo con una forma concreta para que se una el sustrato.
El proceso de plegamiento ocurre durante y después de la síntesis proteica en el ribosoma. Es algunos casos es facilitado por unas proteínas llamadas chaperonas, que interaccionan con las cadenas parcialmente plegadas facilitando que lo hagan.
La estructura terciaria se mantiene mediante interacciones débiles. Si se alteran las condiciones que mantienen las fuerzas de atracción se produce la desnaturalización. La pérdida estructural conlleva también una pérdida funcional. Los factores que desencadenan este suceso son:
  • Calor: Afecta a los enlaces de puentes de hidrógeno. La desnaturalización se produce de forma brusca al alcanzar una determinada temperatura.
  • Cambio de pH: Puede alterar las interacciones electrostáticas que mantienen la estructura.
  • Presencia de sales o agentes: Como el ión guanidino, que afecta también a las interacciones electrostáticas. Sucede porque los iones disueltos compiten a la hora de establecer interacciones de este tipo. La urea también provoca desnaturalización, al competir en la formación de enlaces de puente de hidrógeno.
  • Disolventes o detergentes: Alteran las interacciones hidrofóbicas.
En algunos casos, si se recuperan las condiciones fisiológicas, la proteína recupera su conformación nativa mediante un proceso denominado renaturalización. Esto demuestra que la información necesaria para el plegamiento se encuentra en la secuencia de aminoácidos.

1.4 Estructura cuaternaria

A veces se asocian varias cadenas proteicas para formar una proteína. Las cadenas individuales se denominan subunidades, y pueden ser iguales (homomultímeros) o distintas (heteromultímeros). Cuando se trata de cadenas distintas, el grupo de subunidades que se repite se denomina protómero. Por ejemplo, la hemoglobina está formado por dos subunidades α y dos subunidades β, el protómero sería el conjunto formando por una α y una β.

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