La
esclerosis lateral amiotrófica es la forma más frecuente de enfermedad
progresiva de la neurona motora. Los pacientes muestran una supervivencia media
de 3-5 años y se presenta un caso por cada 100.000 habitantes.
1. Anatomía patológica
El
rasgo distintivo es la muerte de
neuronas motoras inferiores y neuronas motoras superiores o
corticoespinales. Al inicio, suele haber pérdida de función selectiva, pero con
el tiempo se afectan tanto las neuronas motoras superiores como las inferiores. En
la ELA, hay una afectación precoz del citoesqueleto de las neuronas motoras.
Por
lo tanto, la muerte de las neuronas motoras periféricas del tronco encefálico y
de la médula espinal provoca la desnervación, con la consiguiente atrofia de las
fibras musculares correspondientes.
Una
característica de esta enfermedad es que afecta, de forma muy selectiva, a las
neuronas motoras, ya que los sistemas sensitivos no sufren alteración. Además, dentro del
sistema motor también hay afectación selectiva, ya que las neuronas
motoras oculares y las neuronas parasimpáticas de la médula espinal sacra
(inervan recto y vejiga) no sufren afectación.
2. Manifestaciones clínicas
Cuando
se produce una afectación de las neuronas
motoras inferiores, aparece pérdida de fuerza asimétrica de desarrollo
gradual. Cuando afecta a la musculatura
bulbar, hay dificultad para deglutir, masticar y mover la cara o lengua. Si
hay afectación precoz de la musculatura
respiratoria los pacientes pueden fallecer antes de que la enfermedad
progrese.
La
degeneración de las proyecciones
corticobulbares que inervan el tronco encefálico causa disartria y una
exageración de la expresión motora de la emoción (llanto o risas exageradas).
Sin
embargo, las funciones sensitiva, intestinal, vesical, cognitiva y el
movimiento ocular se conservan incluso en fases avanzadas del proceso. En
ocasiones, la ELA aparece junto con demencia
frontotemporal, manifestada por anomalías de la conducta.
3. ELA familiar
Aparte de su herencia como rasgo autosómico dominante, no se diferencia de la
ELA esporádica. Las dos mutaciones que más casos causan son:
- Mutación en gen que codifica la proteína C9orf72 (45-50% de casos ELA familiar).
- Mutación en la enzima citosólica SOD1 (20% de casos de ELA familiar).
4. Diagnóstico diferencial
Es
importante descartar todos los posibles trastornos que cursen con síntomas parecidos, pero que tengan cura, como por ejemplo: compresión de la médula espinal
cervical o de la unión cervicobulbar, por tumores o por espondilosis cervical
(causan pérdida de fuerza, atrofia y fasciculaciones de las extremidades
superiores y espasticidad en las inferiores).
A
favor del diagnóstico de la ELA se encuentra la ausencia de dolor y de alteraciones
sensitivas y también la función normal de los esfínteres anal y vesical,
resultados normales de los estudios radiográficos de la columna y ausencia de alteraciones
en el LCR.
Otros
trastornos con tratamiento que pueden parecerse a la ELA son la intoxicación
crónica por plomo y la tirotoxicosis.
5. Patogenia
Las
causas genéticas se pueden dividir en tres categorías:
- Inestabilidad inherente de las proteínas mutantes, con alteración consecuente en la degradación proteínica.
- Alteración del procesamiento, transporte y metabolismo del ARN.
- Alteración en el citoesqueleto y transporte axónico defectuoso.
6. Tratamiento
No
existe tratamiento que detenga la evolución. En EEUU se ha aprobado el uso de riluzol, porque mejora la calidad de vida.
La relación de la ELA con la mutación en SOD1 abre la puerta a nuevas dianas
terapéuticas, por ello, hoy en día, múltiples tratamientos de la ELA se
encuentran en estudio clínico.
Al
no existir tratamiento, los pacientes se pueden beneficiar de dispositivos de rehabilitación (ortesis,
férulas para extensión digital…), de la ventilación
a presión positiva, para aliviar la hipercapnia e hipoxia, y de la gastrostomía, si tienen afectada la
masticación.
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