2. Valoración diagnóstica
Es
posible deducir que hay lesión renal aguda por el incremento de la concentración de creatina sérica. Hay un aumento
de 0.3 mg/100 mL en 48 horas o disminución del volumen de orina a 0.5 mL/Kg de
peso por hora. Es importante diferenciar entre la lesión renal aguda y las
nefropatías crónicas. Es posible obtener datos de estudios radiológicos
(riñones pequeños y contraídos o signos de osteodistrofia renal) o de estudios
de laboratorio como la anemia normocítica o el hiperparatiroidismo secundario
con hiperfosfatemia o hipocalcemia. El incremento importante y persistente de
la concentración de creatina sérica en estudios de sangre seriados es una
prueba indiscutible de lesión renal aguda.
2.1 Anamnesis exploración física
Habrá
que sospechar hiperazoemia pre-renal si la persona presenta vómitos, diarrea,
glucosuria que originó poliuria y el consumo de fármacos que incluye
diuréticos, antiinflamatorios no esteroideos, IECA y ARA II. Hipotensión
ortostática, taquicardia, turgencia cutánea y así como sequedad de las mucosas
son elementos que se identifican en la hiperazoemia renal. El antecedente de
enfermedad de próstata, nefrolitiasis, un cáncer pélvico o para-aórtico
sugeriría la posibilidad de lesión renal aguda pos-renal. El dolor de tipo
cólico en el flanco que irradia a la ingle sugiere obstrucción aguda de uréteres.
En la afectación de la próstata se observan nicturia, polaquiuria o dificultad para
comenzar la micción. La sensación de plétora abdominal y el dolor suprapúbico
acompañan a veces a la nefromegalia. Para el diagnóstico definitivo utilizar métodos
radiológicos. Hay que ajustar la dosis de los fármacos administrados. Las
reacciones a diversos medicamentos pueden culminar en nefritis intersticial
alérgica. La lesión renal aguda acompañada de púrpura palpable, hemorragia
pulmonar o sinusitis, plantea la posibilidad de vasculitis sistémica, con
glomerulonefritis.
2.2 Signos en orina
Anuria
es poco común salvo en obstrucción, choque séptico, isquemia grave o
glomerulonefritis. Hay disminución en diuresis en lesión grave. La diuresis
persistente se observa en la diabetes insípida nefrógena que es característica
de la obstrucción vieja de vías urinarias, de enfermedad tubulointersticial o
de la nefrotoxicidad. La orina roja o parda puede surgir como hematuria
manifiesta o sin ella, si el color persiste en la capa sobrenadante después de
centrifugación habrá que sospechar de nefropatía por pigmento (por rabdomiólisis
o hemolisis).
Si
no hay proteinuria preexistente por nefropatía crónica, la lesión renal aguda
derivada de isquemia por nefrotóxicos causa proteinuria leve. La proteinuria de
mayor intensidad sugiere daño de la barrera de ultrafiltración glomerular o la
excreción de cadenas ligeras (no es detectado con las tiras corrientes se debe
recurrir a inmunoelectroforesis). La hiperazoemia pre-renal puede presentarse
con cilindros hialinos. La lesión renal aguda pos-renal también puede
manifestar hematuria y piuria. Detectar cristales de oxalato denota signos de
toxicidad por etilenglicol. En el síndrome de lisis tumoral a veces se detectan
abundantes cristales de ácido úrico.
2.3 Datos de los estudios de sangre
La
hiperazoemia pre-renal origina incrementos menores de creatina, que vuelven a
nivel basal cuando hay mejoría del estado hemodinámico. La anemia es frecuente
en lesión renal aguda. La anemia intensa sin que exista hemorragia puede
indicar la presencia de hemólisis, mieloma múltiple o microangiopatía
trombotica.
La
lesión renal aguda a menudo ocasiona hiperpotasemia, hiperfosfatemia e
hipocalcemia. Sin embargo, la hiperfosfatemia importante, junto con la
hipocalcemia, sugiere rabdomiólisis o el síndrome de lisis tumoral. En la
rabdomiólisis aumenta la creatina fosfocinasa y acido úrico sérico, sin
embargo, en el síndrome de lisis tumoral las concentraciones de creatina cinasa
son normales y al aumento extraordinario del nivel de acido úrico sérico.
2.4 Índices de insuficiencia renal
La
hiperazoemia puede ocasionar un incremento desproporcionado de nitrógeno ureico
sanguíneo. Otras causas de un incremento desproporcionado pueden ser hemorragia
de tubo digestivo alto, hiperalimentación, mayor catabolia hística y
glucocorticoides.
La
excreción fraccionada de Na en hiperazoemia prerenal puede estar por debajo del
1%, en individuos como nefropatía crónica por encima del 1%. También en lesión
renal aguda de origen isquémico la cifra
suele rebasar el 1%, y ello se debe al daño tubular y la incapacidad resultante
para reabsorber Na.
2.5 Valoración radiológica
Se
pueden realizar con ecografía renal o tomografía computarizada para buscar
obstrucción. Si a pesar de ser negativa persiste un alto índice de sospecha se
realiza la pielografía anterógrada o retrógrada. La nefromegalia sugiere la
posibilidad de nefropatía diabética, nefropatía por VIH, enfermedades
infiltrantes o, en ocasiones, nefritis intersticial aguda. No realizar
resonancia magnética con fármacos de contraste a base de gadolinio.
2.6 Biopsia de riñón
Habrá
que pensar en glomerulonefritis, vasculitis, nefritis intersticial, riñón con
mieloma, púrpura trombocitopénica trombótica (PTT), síndrome urémico hemolítico
y disfunción del aloinjerto.
2.7 Biomarcadores nuevos
La
molécula-1 de lesión renal (KIM-1) es expresada en forma abundante en células
de la porción proximal del túbulo, lesionadas por isquemia por nefrotoxinas
como el cisplatino.
La lipocalina
vinculada con la gelatinasa de neutrófilos (NGAL) (lipocalina-2) es una
proteína que puede tener efectos histoprotectores en el tubo proximal. Después
de inflamación y de lesión renal aumenta de manera extraordinaria la cantidad
de lipocalina-2 y se detecta en el plasma y en la orina.
Otros
posibles biomarcadores de lesión renal aguda son la interleucina 18 que puede
mediar la lesión tubular proximal isquémica.
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